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21 de junio de 1930

LA CLAUSURA DE LA EXPOSICIÓN





El sábado 21 de junio fue el último día de la Exposición Iberoamericana. Por la mañana, concluyó la Semana Nacional de Méjico, mientras el Príncipe de Asturias visitaba el Pabellón de Marina de Guerra, la Santa María y las instalaciones de la Sociedad Nuevo Casino. Por la tarde tuvo lugar la clausura del certamen.

Por la mañana

Según la prensa local, desde primera hora de la mañana las calles de la ciudad estaban muy animadas. Había mucho público local y también procedente de otras localidades de la provincia habían venido a Sevilla para disfrutar de los festejos de la clausura.


Aquella mañana los horarios de apertura y los precios de los billetes de acceso al recinto fueron los habituales. De hecho, este abrió a las nueve, y los pabellones una hora después, y hasta la una de la tarde. En este tramo horario, el público hubo abonar la entrada de acceso al recinto, que, como los días previos, para el billete personal, costaba una peseta, dos el de los coches y cincuenta céntimos (con su recargo de diez para la Junta de Protección de la Infancia) el de los niños de seis a doce años y los militares sin graduación.





Anuncio. En ABC de Sevilla, de 21 de junio de 1930, p. 20.



La misa por los iniciadores de la Exposición


A las once de la mañana, sonó por última vez la campana de la espadaña del Pabellón de Castilla la Vieja y León con la que se llamaba a los fieles a la misa que tradicionalmente se celebraba los domingos, por las almas de los iniciadores de la Exposición fallecidos.


En esta ocasión, la ceremonia se revistió de mayor solemnidad y asistieron más fieles, al permitirse la entrada libre por la puerta de la avenida Reina Victoria, que ya era llamada, coloquialmente, de la Botella. El vicario general del Arzobispado, Jerónimo Armario, ofreció la misa y el cardenal arzobispo rezó el responso por el alma de los recordados. El acto estuvo presidido por distintas autoridades y rindieron honores fuerzas de Aviación, Marina y una compañía del regimiento de Soria, al mando del capitán Diego Díaz Trechuelo, que dieron guardia al altar y escolta al Pendón de Castilla, y que desfilaron después.


Aquel día el alcalde, Antonio Halcón y Vinent, primer conde de Halcón, manifestó que una comisión de diputados de Castilla, habían ofrecido el pabellón a la ciudad.



El Príncipe en el Pabellón de la Marina de Guerra


Aunque inicialmente sí estaba previsto, el Príncipe de Asturias no asistió a la misa pues por un cambio de agenda pasó la mañana en el Pabellón de la Marina de Guerra, donde le recibieron el comandante de Marina del Puerto (el Sr. Noval), el comandante general del Apostadero de Cádiz (el Sr. González) y el comandante de la carabela "Santa María" (el Sr. Guillén). El cañonero "Laya", fondeado en el puerto, dio las salvas de ordenanza a la entrada y salida de don Alfonso. Después este se dirigió a la Sociedad Nuevo Casino, en la plaza de la Campana, donde se ofreció un aperitivo en su honor. Allí fue recibido por el presidente de la sociedad, Ruiz Martínez y por su secretario, Manuel Delgado Brackenbury. Después, don Alfonso regresó al hotel Alfonso XIII.



Termina la Semana Nacional de Méjico en la Exposición


Aquella mañana se celebraron los últimos actos de la Semana Nacional de Méjico. Estos comenzaron con la conferencia "La Escuela en Méjico", que, en la Sala de Fiestas del Pabellón de Portugal, impartió Juan Rubio Carretero, catedrático de Pedagogía, según la prensa, con numerosos asistentes.


A continuación, el comisario general de Méjico en la Exposición, Francisco Orozco Muñoz, ofreció un almuerzo de despedida a los catedráticos de universidad e institutos, intelectuales, artistas y profesores españoles y portugueses a los que el Gobierno de Méjico había invitado a asistir a la semana nacional. Tras los discursos de rigor, pasaron a un salón anexo donde se celebró una “fiesta de arte popular” en honor de la representación de Portugal.



De la tarde a la clausura

Por la tarde, el acceso al recinto fue gratuito desde las cuatro, cuando, de nuevo, y hasta las ocho menos cuarto, que era la hora prevista para la clausura de la exposición, los pabellones abrieron sus puertas.


La prensa dejaba constancia de cómo a partir de la cuatro de la tarde, el recinto se fue llenando de público:


Desde antes de las cuatro de la tarde, hora en que el recinto quedaba abierto al público, un inmenso gentío, utilizando toda clase de vehículos, se dirige a la Exposición, cuyas entradas, sin porteros ni taquillas, no cesan de recibir y dar paso a centenares de personas que se disponen a participar en las grandes fiestas populares anunciadas.


Sinceramente nos felicitamos de esta brillantez que el pueblo va a prestar a los actos de clausura, deseando que ellos sean un nuevo jalón para el futuro, que ha de depararnos legítimamente el provechoso rendimiento que es justo esperar como premio al enorme esfuerzo, al gran sacrificio realizado por la ciudad, calladamente, pensando sólo en la posteridad y en el prestigio de su nombre”.



La ceremonia oficial


La ceremonia oficial de la clausura se celebró en el Teatro de la Exposición, cuyo escenario estaba exornado con tapices de la Real Casa.


El acto estuvo presidido por el Príncipe de Asturias, que vestía uniforme de la Marina, y ostentaba la banda de la Orden del Sol del Perú y la placa del Mérito Militar cubano. Asistieron a este el Ministro de Trabajo y Previsión, Pedro Sangro Ros de Olano, marqués de Guad-el-Jelú, en representación del Gobierno de España, el comisario regio, el gobernador civil, el alcalde, el presidente de la Diputación, el Cardenal arzobispo, el rector de la universidad, el Capitán General de la Región, el presidente y fiscal de la Audiencia, y los comisarios y delegados de los países concurrentes.


Cuando el Príncipe de Asturias apareció en el escenario, se interpretó la Marcha Real. En el turno de discursos intervinieron Carlos Cañal, el comisario regio; M. Silveira de Castro, comisario de Portugal; Delfino Sánchez Latour, delegado de Guatemala y presidente en turno del Comité de Comisarios; Meana, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla y, finalmente, Pedro Sangro, ministro del Trabajo y Previsión. Tras los aplausos, el príncipe heredero pronunció las palabras "Queda clausurada la Exposición Ibero Americana de Sevilla", que fueron seguidas de una enorme ovación, tras las que de nuevo sonaron los acordes de la Marcha Real.



El banquete de gala

A las nueve y media de la noche en el hotel Alfonso XIII, se celebró el banquete de gala de la clausura del certamen, que estuvo presidido por el Príncipe de Asturias. Entre los doscientos comensales, se encontraban las primeras autoridades de la ciudad, los grandes de España, los miembros del Comité Permanente de la Exposición, los concejales del Ayuntamiento, la Comisión Permanente de la Diputación Provincial, los delegados y comisarios de los países concurrentes y los representantes de la prensa.


Su Alteza Real, don Alfonso de Borbón y Battenberg, Príncipe de Asturias, con el Comité de la Exposición, los delegados de los países concurrentes y autoridades, después del banquete de gala de la clausura de la Exposición (fot. de Sánchez del Pando, en La Hormiga de oro, 1930, vol. 2, p. 450).



En el Sector Sur


Tras el banquete, Su Alteza recorrió el recinto de la Exposición, que desde las nueve de la noche lucía su iluminación extraordinaria. En el Sector Sur, el ambiente era especialmente festivo. En distintos puntos había conciertos de bandas de música, militares y civiles; los restaurantes y el Parque de Atracciones estaban en plena actividad. El programa de fuegos artificiales de aquella noche fue especial y, según la prensa, superó en mucho al de los restantes días. De hecho, seguían los concursos de fuegos artificiales.


En el Sector Sur, la última función se quemó las once de la noche, pero a las doce, las distintas casas concursantes se dispararon fuegos de artificio, bombas etc. en distintas partes del Parque de María Luisa y del Sector Sur, mientras un numeroso público ocupaba prácticamente todo el recinto. La prensa hablaba del entusiasmo del público que presenciaba el “soberbio y sugestivo” espectáculo.


En el Casino y el Teatro de la Exposición


A las once y media, en el Casino de la Exposición, se celebró un baile de gala al que asistieron mil quinientas personas de todos los estamentos de la sociedad sevillana.


Aquella noche, hubo función de gala en el Teatro de la Exposición, en la que la Compañía de Carmen Díaz puso en escena la comedia “Los mosquitos”, de los hermanos Álvarez Quintero. Mientras, todo el recinto de la Exposición lucía su última iluminación artística, que se apagó a altas horas de la madrugada.


Una noche de ensueño


La última noche de la Exposición fue como el comisario regio había deseado: “una noche de ensueño en que se desbordó el entusiasmo popular de manera inenarrable y nunca anteriormente conocida”. Marcos Rafael Blanco Belmonte, en el artículo “Epílogo que puede ser prólogo” que publicó en ABC el 22 de junio de 1930 lo dejaría de manifiesto:

Cuando en el crepúsculo vespertino de este día inolvidable, la voz del príncipe de Asturias, con la dulzura melancólica de una despedida, declaró clausurada la Exposición Iberoamericana, hubo un breve silencio de infinita tristeza, y seguidamente una explosión prolongadísima de vítores y un retumbo fragoso de aplauso.

En la brevedad del silencio cupieron holgadamente recordaciones, pesadumbres y hasta remordimiento. Como en cinematográfico desfile, ante todo, pasaron por el corazón y por el cerebro de la colectividad las imágenes de los próceres, patriotas, artistas, precursores, hacedores y propulsores del certamen: Rodríguez Caso, Urbina, Colombi, Aníbal González, el primer marqués de Luca de Tena… La gloriosa legión de los caídos… Y algunos más… Como dolor propio sintieron todos, absolutamente todos, que la Exposición no haya tenido eco y celebridad en consonancia con sus méritos y calidades. Santo dolor del patriota ganoso de admiraciones universales para su patria…


Hazaña quijotesca…Pronto vendrá la realidad de Sancho a cosechar lo que sembró el caballero. Acaso como Medina del Campo fue la gran feria de España en un futuro inmediato sea Sevilla el mayor mercado de América, la ancha casa de contratación de veinte países hispanoamericanos.


Acaso este epílogo de hoy se convierte en prólogo de mañana.


Se ha iluminado el anochecer con fulgores meridiano… Se yergue el príncipe de Asturias. Majestuosamente suena la Marcha Real. Unidas, enlazadas en los altos mástiles flotan muchas banderas. Todas son símbolos de naciones y que riman con España. Todas han sido testigo del triunfo de la Exposición que ahora mismo, en un temblor de luminarias, comienza a convertirse en recuerdo”.


Noticias de la prensa local sobre la jornada

  • Una animación inusitada en la Exposición y en las calles ha sido la nota del día. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • Semana de Méjico. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 2.

  • Conferencia del señor Rubio Carretero. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • A los hijos de Castilla la Vieja y León. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 19 de junio de 1930, p. 1.

  • Pabellón de Castilla la Vieja y León. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 19 de junio de 1930, p. 1.

  • La última Misa del Pabellón de Castilla León. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • La estancia del príncipe de Asturias en Sevilla. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • Manifestaciones del Alcalde. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • Ofrecimiento del pabellón de Castilla la Nueva. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • La comisión post-exposición. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 8.

  • Pabellón de Asturias. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 19 de junio de 1930, p. 1.

  • La solemne clausura de la Exposición Ibero Americana. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 21 de junio de 1930, p. 1.

  • Manifestaciones del comisario regio señor Cañal. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 21 de junio de 1930, p. 1.

  • El acto oficial de la clausura del certamen. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 22 de junio de 1930, pp. 1-2.

  • Ayer se clausuró solemnemente la Exposición Ibero-Americana de Sevilla. En ABC de Sevilla. 22 de junio de 1930, pp. 33-35.

  • Blanco Belmonte, M. R. Epílogo que puede ser prólogo. En ABC de Sevilla. 22 de junio de 1930, p. 33.


Cómo citar esta entrada

21 de junio de 1930. El día de la clausura. En El Diario de la Exposición, de Amparo Graciani García y Juan José Cabrero Nieves, https://www.eldiariodelaexposicion.com/post/21-de-junio-de-1930. Sujeto a Licencia Creative Commons.





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