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15 de abril de 1930

Un Martes Santo muy Especial





El martes 15 de abril era Martes Santo. El recinto de la Exposición seguía abierto en el horario habitual, incluso por la tarde, a pesar de que se celebraban las procesiones religiosas. No era un Martes Santo cualquiera. El día debía estar marcado por otros dos hechos al margen de las estaciones de penitencia de las seis hermandades que aquel día procesionaban.


El primero, la llegada a la ciudad aquella mañana de la Familia Real española donde iniciaba una larga estancia que se prolongaría hasta el 3 de mayo y que, para el Rey, sería la más privada de todas, ya sin apenas visitas a recinto de la Exposición. Aquellos días, Sus Majestades y Sus Altezas estuvieron acompañados por la familia de Fernando de Baviera, un primo del rey que estaba casado con su hermana (la infanta María Teresa de Borbón) y por los marqueses de Calisbrooke (Alejandro Alberto Mountbatten, hermano de la reina, y su esposa Lady Irene Francis Adza Denison). En algunas ocasiones la reina también estuvo acompañada por la duquesa de Aosta (Elena de Orleans, hermana de la infanta doña Luisa, es decir nieta de María Luisa Fernanda de Orleans, duquesa de Montpensier).


El segundo evento previsto para la jornada era la llegada del dirigible “Conde Zeppelín” procedente de la base de Friedrichshafen, si bien esta hubo de ser pospuesta al día siguiente a consecuencia del mal tiempo reinante en esta localidad de la Alemania meridional. Aquel día, llegaron a Sevilla dos militares que, junto al general Kindelán, viajarían en el aerostato en su vuelo de regreso; el comandante Gallarza, en un avión procedente de Getafe, y en automóvil desde Madrid, el teniente coronel Herrera.


Por la mañana

A las diez de la mañana, Sus Majestades los Reyes don Alfonso y doña Victoria Eugenia, acompañados por los infantes doña Beatriz, doña Cristina y don Jaime, llegaron en un tren especial a la Estación de Plaza de Armas de Sevilla, donde fueron recibidos por las autoridades locales. La Familia Real permanecería en la ciudad diecinueve días, hasta el 3 de mayo, en la que sería la última estancia larga de don Alfonso en Sevilla, durante la Exposición, y sin duda, la más personal e íntima ya que el monarca casi no pisó el recinto.


Durante el recorrido desde Plaza de Armas hasta el Alcázar, el pueblo brindó un apoteósico recibimiento a la Familia Real. Numeroso público se congregó en el Patio de la Montería del Alcázar para verlos entrar en el conjunto.



Arriba, Sus Majestades y el infante don Jaime saludando a los sevillanos desde los balcones del Palacio de Don Pedro del Alcázar de Sevilla (fot.de Carmona); abajo, manifestación de ciudadanos en el Patio de la Montería, ovacionando a los Reyes (fot. de Dubois) (fots. pub. en Mundo Gráfico, 23 deabril de 1930, p. 21).



Allí, el monarca recibió una comisión integrada por numerosas autoridades, entre las que se encontraban el alcalde, gobernador civil, presidente de la Diputación Provincial, presidentes de todas las entidades que habían concurrido a la manifestación y representantes de los partidos judiciales de la provincia y monárquicos. En aquel encuentro, el alcalde de Sevilla, el conde de Halcón, en nombre de todos, rogó el auxilio del Estado para subsanar los grandes males que aquejaban a la ciudad, en especial la crisis laboral, la de la vivienda, así como la del aceite y el vino, y apuntó la necesidad de continuar e impulsar las obras públicas como medidas de contención a estos problemas. En esos momentos nadie podía predecir que, justamente un año más tarde, el monarca partiría al exilio, mientras el país entraba en un periodo incierto y convulso, que desencadenaría una guerra civil.


Por la tarde

Tras el almuerzo, el rey se trasladó a la Sociedad de Tiro Pichón, para participar en unas tiradas, mientras la reina y las infantas doña Cristina y doña Beatriz pasearon por el recinto de la Exposición y por la carretera de Dos Hermanas.


El infante don Jaime se dirigió a la Exposición, visitando los pabellones de Arte Antiguo y Real. Después, estuvo en los palcos de la Plaza de San Francisco para presenciar el paso de las cofradías que aquella tarde hacían estación de penitencia, en concreto, la de Ntro. Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje y María Stma. de los Desamparados, de la parroquia de San Esteban; la Sagrada Presentación al pueblo, Sto. Cristo de la Sangre y Ntra. Sra. de la Encarnación, de la iglesia de San Benito; el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de las Angustias, de la capilla de la Universidad; Ntro. Padre de la Salud y María Stma. de la Candelaria, de la parroquia de San Nicolás; la de Jesús ante Anás y la Virgen del Dulce Nombre, de la iglesia conventual de San Antonio de Padua; y por último la del Cristo de la Misericordia y Ntra. Sra. de los Dolores, de la parroquia de Santa Cruz.


Noticias de la prensa local sobre la jornada

  • Sevilla tributa a los reyes e infantes, un entusiástico recibimiento. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 16 de abril de 1930, p. 8.

  • Sevilla hizo ayer un entusiasta recibimiento a los soberanos. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 16 de abril de 1930, p. 1.

  • La jornada regia. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 16 de abril de 1930, p. 1.

  • Los Reyes asistirán a los Oficios de la Catedral y presenciarán la salida del Señor del Gran Poder. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 16 de abril de 1930, p. 3.

  • Ante la llegada del “Conde Zeppelin”. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 16 de abril de 1930, p. 1.

  • Aeropuerto de Sevilla (esquela). En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 16 de abril de 1930, p. 6.


Cómo citar esta entrada

15 de abril de 1930. Un Martes Santo muy especial. En El Diario de la Exposición, de Juan José Cabrero Nieves y Amparo Graciani, https://www.eldiariodelaexposicion.com/post/15-de-abril-de-1930. Sujeto a Licencia Creative Commons.



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