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5 de agosto de 1929

Un día de verano cualquiera






El lunes 5 de agosto no sucedieron eventos especiales en el recinto y al ser lunes no hubo prensa. Aquel día, de nuevo anodino, la entrada al recinto costaba dos pesetas; este se abrió a las nueve de la mañana, aunque los pabellones nacionales y extranjeros solo podían ser visitados de siete de la tarde a doce de la noche.


Como la temporada en el Teatro de la Exposición estaba cerrada, las proyecciones eran las principales actividades lúdicas en el recinto. De ellas eran de acceso libre las que se iniciaban a las siete de la tarde en el teatro del Pabellón de la República Argentina y en el Cinematógrafo de los Estados Unidos, y las que desde las nueve había en el cine al aire libre del Pabellón del Brasil.


Cinematógrafo de los Estados Unidos (fot. Serrano).



Otras alternativas eran los cines de la avenida de Portugal, con proyecciones a partir de las diez de la noche, y de la terraza del Casino de la Exposición, cuyos bar y restaurante abrían a diario, de doce de la mañana a dos de la madrugada, ofreciendo almuerzos, meriendas y cenas. En el Parque de Atracciones funcionaban todas las diversiones, y el restaurante Gran Brasserie, que tenía un cuierto económico, a seis pesetas vino incluido.


Cómo citar esta entrada

5 de agosto de 1929. Un día de verano cualquiera. En El Diario de la Exposición, de Juan José Cabrero Nieves y Amparo Graciani, https://www.eldiariodelaexposicion.com/post/5-de-agosto-de-1929. Sujeto a Licencia Creative Commons.





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