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1 de junio de 1929

FUNERAL Y SEPELIO DE ANÍBAL GONZÁLEZ







El sábado 1 de junio la ciudad seguía conmocionada. El día estuvo marcado por el funeral y el posterior entierro de Aníbal González. Los periódicos locales, que en los días previos habían estado informando sobre el agravamiento del estado de salud de don Aníbal, dedicaban sus portadas al fallecimiento del insigne arquitecto e incluían contenidos al respecto y semblanzas sobre el finado. Todo ello, se entremezclaba con artículos genéricos sobre los pabellones estatales y americanos y el reglamento del Gran Premio Ciclista de la Exposición que se celebraría a mediados de mes, publicaciones estas que servían para rellenar los espacios reservados a la Exposición al no haber novedades por la suspensión de las actividades a raíz de la muerte de don Aníbal.

Muestras multitudinarias de pesar

Aquella mañana todo se paralizó en el recinto de la Exposición. La jornada comenzó a primera hora en la capilla ardiente establecida en la planta baja de la casa familiar, una vivienda en alquiler de la calle Zaragoza en la que se celebraron unas misas por el alma de Aníbal González a las que asistieron familiares y amigos. Por la mañana, el personal del Ateneo que había relevado a la familia en el velatorio, volvió a las dependencias del Ateneo. En la casa, se siguieron recibiendo coronas florales y despachos telegráficos. A petición del público, se pudo desfilar delante del cadáver. El desfile duró más de dos horas.


En señal de duelo, la Comisión Permanente dispuso que durante las horas del funeral y el entierro los pabellones y las instalaciones oficiales y regionales estuvieran cerrados y permitió a los trabajadores de la Exposición que asistieran a los actos. Los delegados de todos los países concurrentes se unieron a la iniciativa; además de cerrar sus pabellones aquella mañana, durante todo el día mantuvieron sus banderas izadas a media y enviaron una corona de claveles en cuya banda se recogía la frase “Las delegaciones americanas concurrentes a la Exposición Ibero-Americana a don Aníbal González”. Muchos establecimientos, fábricas y empresas cerraron durante aquella mañana instados por las patronales sevillanas del comercio y la industria. La prensa difundió la palabras del presidente del Centro Mercantil indicando que era "deber de todo ciudadano adherirse al duelo producido por tan irreparable pérdida", rogando al comercio que cerrara sus establecimientos durante el acto, e invitando a todos sus asociados a asistir a la conducción del cadáver.

Estas medidas posibilitaron que desde primeras horas de la mañana, toda Sevilla se echara a la calle para ir al funeral, figurar en la comitiva fúnebre o presencia4 su paso por las calles. El funeral y el entierro de don Aníbal fueron multitudinarios; imponentes manifestaciones de duelo.


El funeral en la Iglesia del Sagrario


A las nueve y media de la mañana la comitiva funeraria se dirigió a la iglesia del Sagrario, donde, a las diez y media, el arzobispo de Sevilla ofició el funeral. Presidieron el duelo el VI marqués de Alventos, José María de Rojas y Espelete en representación de Alfonso XIII (teniente de la Maestranza de Caballería, con quien precisamente don Aníbal había tramitado años atrás la construcción de la Casa de los Maestrantes), el gobernador en representación del Gobierno, el teniente de alcalde Carlos Delgado Brackenbury en representación del alcalde (quien ese día había de viajar inexcusablemente a Madrid a una reunión del Consejo Superior de Cámaras de Comercio), el presidente de la Diputación, el cónsul de Méjico en nombre de las repúblicas americanas y el Cuerpo Consular y varios familiares. Otra presidencia la formaban el director de la Exposición y el Comité de la misma, representantes de las Cámaras de Comercio de Madrid y Sevilla y de otras entidades. El desfile ante la presidencia del duelo duró más de una hora; incluso por falta de tiempo fue necesario interrumpirlo.

La comitiva fúnebre

Terminado el desfile, se organizó la comitiva fúnebre. En medio del gentío, a hombros de obreros de la Exposición y de amigos de don Aníbal, el féretro fue trasladado en comitiva al Cementerio de San Fernando. Según la prensa, en la comitiva iban “millares de automóviles y toda Sevilla”, los taxis con crespones negros en los faroles. La prensa diría que no se recordaba nada igual “en Sevilla, a excepción de las que tuvieron lugar con motivo de la muerte de Joselito y de Pedro Rodríguez de la Borbolla". Las imágenes del desfile son bien ilustrativas.



Cortejo fúnebre de Aníbal González en su paso por la calle Zaragoza (©ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla, fondo Serrano).


Cortejo fúnebre de Aníbal González en su paso por la Campana. A la derecha, el desaparecido Café París, obra del arquitecto (©ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla, fondo Serrano).


Cortejo fúnebre de Aníbal González camino al Cementerio de San Fernando (©ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla, fondo Serrano).


Finalmente, a las dos de la tarde el cuerpo de don Aníbal recibió sepultura en el panteón familiar proyectado en 1913 por el propio arquitecto para su hermano José González Álvarez-Ossorio en la calle Esperanza, izquierda 21 del Cementerio de San Fernando.


La comitiva funeraria en el Cementerio de San Fernando (©ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla, fondo Serrano).



Llegada de la comitiva funeraria al panteón familiar en el Cementerio de San Fernando (©ICAS-SAHP. Fototeca Municipal de Sevilla, fondo Serrano).


Iniciativas posteriores

La prensa refiere que aquel mismo día, tras el entierro, surgió una iniciativa para rendir homenaje a la figura de don Aníbal, que fue acogida con gran entusiasmo: construir una casa de estilo sevillano que sería donada a la viuda, Ana Gómez Millán, y a los hijos del finado. Los obreros de todos los ramos de la construcción dedicarían un día de trabajo gratuito y los materiales para la casa se donarían también gratuitamente. Hasta un año después, en el marco del homenaje que el Ayuntamiento organizó en memoria de Aníbal González, no se pondría la primera piedra de aquella casa, emplazada en la avenida de La Palmera número 16; esta, conocida como Casa de Ana Gómez Millán, sería proyectada por los arquitectos regionalistas Juan Talavera y Heredia y José Espiau, y financiada por una suscripción popular organizada por José Laguillo, director de El Liberal de Sevilla.


Otras iniciativas vinieron por parte del Ateneo de Sevilla, que notificó que celebraría una velada necrológica por el que fuera su presidente electo, y de las hermandades que indicaron que también celebrarían funerales por su alma.



La Semana Nacional de los Estados Unidos

Las actividades de la Semana Nacional de los Estados Unidos se habían interrumpido por la muerte de Aníbal González el día anterior; también las puertas de sus pabellones estuvieron cerradas aquella mañana del sepelio y por supuesto no se hizo el habitual concierto de mañana en la Plaza de América.


Las actividades se retomaron por la tarde, dado que los pabellones internacionales ya abrieron sus puertas. Así, en el Cinematógrafo, se desarrollaron dos sesiones.La primera, a las cuatro de la tarde, estaba especialmente dirigida a los agricultores y las asociaciones agrícolas de Sevilla, que fueron especialmente invitadas por Frank L. Goll, encargado del pabellón. Se proyectaron cinco cintas, tituladas “Caminos en los parques nacionales”, “Caminos en Estados Unidos”, “Plantas aclimatadas, “El algodón” y “El dique de Conowingo”. En la segunda sesión, a las siete y media de la tarde, se pasaron, películas sobre el país, según la prensa “de contenido más general” que estuvieron animadas por la banda de orquestación.


También se suspendió un festival a beneficio de los niños de las escuelas nacionales que ese día iba a celebrarse en la Plaza de Toros en el que iba a participar la banda militar de los Estados Unidos, el cual había sido organizado por el Ateneo de Sevilla, del que Aníbal González era presidente electo.

En el Teatro de la Exposición

En el Teatro de la Exposición, a las diez y media de la noche, la Compañía de Eulogio Velasco, con la zarzuela volvió a representar "Las maravillosas", de Antonio Paso y Tomás Borras, con música de Juan Bautista Vert Carbonell y colaboración de Reveriano Soutullo. Antes actuó el 29 y el 30 de mayo y luego actuaría los días 2, 3 y 4 de junio.

Noticias de la prensa local sobre la jornada

  • El fallecimiento del ilustre arquitecto D. Aníbal González Álvarez-Ossorio produce profundo sentimiento en todos los sectores de la ciudad. El Correo de Andalucía, de Sevilla. 1 de junio de 1929, p. 1.

  • Los funerales y entierro del cadáver de don Aníbal González constituyeron una imponente manifestación de duelo. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 2 de junio de 1929, p. 1.

  • Características de los pabellones permanentes construidos por el Comité. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 1 de junio de 1929, p. 2.

  • Gran premio ciclista de la Exposición Ibero-Americana. El Correo de Andalucía, de Sevilla. 1 de junio de 1929, p. 6.

  • El comercio y la industria cerrarán mañana sus establecimientos durante las horas del funeral y entierro. El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 1 de junio de 1929, p. 8.

  • Exposición Ibero-Americana. En El Correo de Andalucía, de Sevilla. 1 de junio de 1929, p. 5.

  • El sepelio de don Aníbal González. En El Sol, de Madrid, 2 de junio de 1929, p. 6.

  • En el teatro de Estados Unidos. En El Noticiero Sevillano, de Sevilla. 01 de junio de 1929, p. 2.

Cómo citar esta entrada

1 de junio de 1929. Funeral y sepelio de Aníbal González. En El Diario de la Exposición, de Juan José Cabrero Nieves y Amparo Graciani, https://www.eldiariodelaexposicion.com/post/1-de-junio-de-1929. Sujeto a Licencia Creative Commons.





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